miércoles, 3 de junio de 2009


Yo puse el esfuerzo y el la desgana yo el hondo silencio y el palabra, yo senda y caminos y el distancia, yo puse los ojos y el mirada. Quise entre mis manos retener el agua y sobre la arena levanté mi casa, me quedé sin manos, me quedé sin casa, fui raíz oscura, y el tronco y rama. Para que la cuenta del amor sumara, el puso el cuerpo, yo el cuerpo y el alma. Era todo viento, yo toda montaña, yo pura resina y el pura llama. Una noche oscura se fue de mi casa, cegaron mis ojos para no mirarlo, para no seguirlo cerré las ventanas, clausuré las puertas para no llamarlo. Puse rosas negras sobre nuestra cama, sobre su memoria puse rosas blancas y a la luz difusa de la madrugada me quité la vida para no matarlo. Yo lo puse todo: vida, cuerpo y alma, el, Dios sabe, nunca puso nada, nada, nada.

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